Se trata de un sensor antichoque y antiescalada específicamente ideado para la protección de vallas o superficies que se puedan ver afectadas por oscilaciones en el ámbito residencial o por problemas concretos en el ámbito industrial.
Tratándose de un sensor inalámbrico se puede instalar en un área sensible particular (balcón, enrejado, paso peatonal o incluso estructuras con andamios). El sensor se integra muy bien también en instalaciones puesto que es físicamente independiente de los cables pero presenta un alojamiento para el transmisor radio universal y la batería.
Cada sensor o grupo de sensores puede configurarse y programarse de manera independiente, con la posibilidad de modificar el programa o el nivel de seguridad en función del grado de riesgo vinculado al tipo de malla o verja.
Gracias a la tecnología y a los materiales de construcción, el sensor no requiere mantenimiento, a excepción de la sustitución de las baterías cada 36 meses.
El sistema inteligente del sensor reconoce los distintos tipos de vibraciones y efectos creados para evitar las falsas alarmas.
Sensor que se adapta a la perfección a la instalación en todo tipo de enrejado y a la conformación de cualquier cierre.